Entrevista a Pedro Llorca, Presidente de FESBAL
La inflación está poniendo en apuros económicos a muchas familias. Tienen que hacer auténticos malabares para llegar a final de mes y cada vez son más las que piden ayuda al Banco de Alimentos de su ciudad. La federación que agrupa a los de Andalucía, Ceuta y Melilla constata que hay más demanda en las ciudades que en las zonas rurales: «En los pueblos la cercanía de los vecinos hace que sean solidarios entre sí, sin necesidad de intermediarios; tienen más posibilidades de subsistir con un huerto propio y los ayuntamientos de estos territorios pueden identificar más fácilmente a los vecinos con necesidades», asegura Francisco Arteaga, su presidente. Las asociaciones benéficas confirman ese aumento en las ciudades y dicen que lo peor está por llegar porque con el frío las familias van a tener que dedicar más recursos a calentar la casa y eso les dejará menos dinero para alimentos.
Desde la pandemia, el perfil tradicional del demandante de ayuda ha cambiado. «Ya no solo son personas en riesgo de exclusión social y sin ingresos. Ahora también hay familias con ingresos, pero en serios apuros para pagar todos los gastos que tienen. Deciden acudir al Banco de Alimentos para que les quede algo de dinero para pagar la luz y el gas», explica Jaime Serra, presidente del Banco de Alimentos de Valencia, que ve con preocupación que la gente que pide ayuda es cada vez más joven: «Prácticamente no hay familias que pasen de los 40 años. La mayoría tienen entre 25 y 30, hijos, préstamos y sueldos que apenas superan los mil euros». Entidades como la Fundación Madrina aseguran que en estos últimos meses les ha vuelto a llamar personas que habían abandonado las colas del hambre.
Hay más demandantes de ayuda pero menos donaciones y esto, dicen los responsables de los Bancos de Alimentos, puede ser la tormenta perfecta. El Banco de Alimentos de Madrid calcula que han tenido hasta un 40% menos de donaciones en este año.
«Cuando difícilmente puedes llegar a final de mes, tienes que pensar en tu propia familia», asegura el presidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos, Pedro Llorca. Aunque no solo han bajado las donaciones de particulares, también las de empresas. Antes los supermercados donaban cualquier producto con un mínimo defecto estético: verduras, frutas, hortalizas o cualquier alimento con el envoltorio dañado. Ahora ya no. «Muchas cadenas de supermercado han montado secciones en las que bajan el precio de ese tipo de productos que tienen una fecha de caducidad corta o que visualmente no son tan atractivos. Todo eso lo hemos ido perdiendo», añade Llorca. La situación se puede llegar a complicar mucho si siguen sin entrar donaciones pero sigue aumentando la demanda de ayuda. Por eso desde la Federación Española de Bancos de Alimentos recuerdan que el próximo mes de noviembre harán la gran recogida y piden a todo el que pueda que colabore.
«Es preocupante y está pasando que con las circunstancias actuales es lógico que el donante se retraiga y se preocupe más de su propia familia. Estamos atravesando momentos difíciles», explica en ‘Hoy por hoy’, Pedro Llorca, presidente de la Federación de Banco de Alimentos.
La leche es lo que más a desaparecido de los bancos de alimentos. También el aceite y las legumbres son productos de los que hay escasez. «El precio está disparado y las cantidades no llegan. La situación es difícil», explica Llorca.
Respecto a las provisiones, Llorca estima que la primera quincena de octubre puedan comenzar a utilizar los fondos europeos. «Todo se complica y sabemos la situación que estamos viviendo. hay que buscar soluciones y seguir en la pelea. Soñamos con la gran recogida que hacemos en noviembre», confía. La demanda de ayuda siempre aumenta en otoño: «Estimamos que va a repuntar. Las familias que estaban al límite, ahora con el incremento de precios, esas familias van a tener problemas para llegar a final de mes».
Fuente: Cadena SER
